Entrevista para el especial de Colegios Profesionales de La Tribuna de Ciudad Real sobre caídas en personas mayores. 25/05/2022

31 Ene 2023 / Comisión de Fisioterapia en Geriatría y Discapacidad

Raquel López Fernández. Responsable de la Comisión de Geriatría y Discapacidad del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Castilla-La Mancha. Fisioterapeuta de la Residencia para Personas Mayores “Gregorio Marañón” de Ciudad Real.

Cerca del 80% de las caídas de los adultos mayores ocurren en el hogar y alrededor de un 20% de ellas pueden tener alguna consecuencia seria, la cual puede ser física, psicológica, económica o social. En ancianos institucionalizados la incidencia es del 50% independientemente de la edad.
 
P.- Cuando vamos cumpliendo años, y tenemos creados una serie de malos hábitos posturales o de movilidad, ¿Se hace muy complicado corregirlos?
 
R.- Las personas que son más activas tienden a caerse con más frecuencia en la calle sobre todo si no utilizan productos de apoyo y aquellas más frágiles suelen hacerlo en el interior de sus hogares realizando actividades básicas de la vida diaria como ir al baño, agacharse, intentar buscar algo en altura o al tropezarse.
 
Es importante modificar las condiciones del hogar, retirando alfombras, teniendo cuidado con los cables eléctricos en el suelo, mejorando la iluminación e instalando pasamanos en escaleras y en el baño, así como estar muy atentos en mejorar la agudeza visual (gafas o cirugía), reducir al máximo posible los medicamentos y normalizar los niveles de vitamina B12 y vitamina D, ya que su carencia puede producir problemas de fatiga y pérdida de equilibrio. Para ello, hay que fomentar las actividades al aire libre (exposición al sol) en contacto con la naturaleza y la dieta variada y equilibrada, aumentado la ingesta de pescado azul, lácteos semidesnatados, huevos y más legumbres, frutas y verduras, esencialmente.
 
P.- ¿Cuál es el mejor modo de preservar la autonomía de las personas el mayor tiempo posible, independientemente de los problemas de salud que vayamos sufriendo con los años?
 
R.- Sin lugar a dudas, la intervención más importante es el envejecimiento activo. Los pilares estratégicos serían: La actividad física y el deporte que influirán muchísimo en nuestro envejecimiento y ayudarían a preservar la función cognitiva, con ejercicios específicos para mejorar el equilibrio y la coordinación, como ponerse de puntillas y talones con apoyo en silla, caminar lateralmente con apoyo en pasamanos, levantarse y sentarse de una silla o elevar los pies alternativamente estando sentado, que contribuyen a estabilizar la marcha y a disminuir el riesgo de caídas, si se realizan habitualmente. Es muy importante caminar 45 minutos diariamente, si se tiene la estabilidad suficiente.
 
Los ejercicios individualizados y la adaptación de los productos de apoyo (bastones, muletas y andadores regulables) son esenciales en la prevención de caídas.
 
Otros pilares importantes en el envejecimiento activo serían la participación, basada en la importancia de mantener las relaciones sociales a lo largo de la vida (la soledad es un sentimiento que, vivido durante la vejez, puede llegar a provocar importantes dependencias) y seguir buenas rutinas de descanso como dormir unas ocho horas al día y hacer pequeñas siestas, ayudarían a mejorar la salud.
 
P.- A raíz de la pandemia y el período de confinamiento, ¿Se ha visto incrementado el deterioro físico de las personas de edad?
 
El confinamiento de las personas mayores no sólo ha supuesto la pérdida de su masa ósea y atrofia muscular, sino también de su autonomía funcional, así como el aumento de las complicaciones que reducirán su esperanza y calidad de vida. Como consecuencia de esta inactividad, tanto en los mayores en domicilio como en los institucionalizados, se ha generado un incremento en el número de caídas, fracturas, inmovilismo, mayor deterioro y aumento de la mortalidad.
 
Debemos actuar de forma activa y precoz para revertir estas reacciones adversas en este grupo de población especialmente vulnerable (el síndrome de fragilidad afecta a un 25% de las personas mayores de 85 años), para lo cual es necesario aumentar significativamente la plantilla de fisioterapeutas en la sanidad pública.
 
P.- Una vez que el problema se ha producido, es decir, cuando una persona mayor sufre una caída que le genera un problema de movilidad, ¿Cuál es el papel del fisioterapeuta?
 
R.- La figura del fisioterapeuta adopta un papel vital en el tratamiento de las lesiones traumáticas post-caídas, sobre todo en el caso de las fracturas. Inicialmente el fisioterapeuta requerirá valorar diversos aspectos físico-funcionales del adulto mayor con el fin de crear un plan de actuación adecuado a la realidad del paciente. Esta valoración incluye: anamnesis con las patologías previas e historial de caídas. Valoración integral funcional de la movilidad articular, evaluación del balance muscular, así como la capacidad para realizar transferencias posturales básicas, el equilibrio estático y dinámico, un análisis de la marcha con la aplicación de pruebas específicas, entre las que se pueden incluir: Tinetti, Get up and Go, Get up and Go cronometrada y velocidad de marcha.
 
El objetivo que pretendemos conseguir es la independencia funcional, que la persona mayor vuelva a caminar y consiga sobreponerse a sus temores, de modo que la inmovilidad se vea reducida a un mínimo.
 
P.- ¿Por qué es importante acudir siempre a profesionales colegiados y debidamente formados?
 
R.- Los profesionales colegiados son fundamentales en la defensa de sus pacientes frente al intrusismo laboral y su titulación y formación deberían garantizar la buena praxis frente a las pseudoterapias carentes de base científica que prometen la curación con procedimientos insuficientemente probados y que pueden tener efectos negativos sobre la salud y producir daños tanto económicos como morales.
 
La fisioterapia es la disciplina de las ciencias de la Salud con la formación idónea para ofrecer una alternativa terapéutica no farmacológica, potencialmente capaz de obtener beneficios relevantes en la calidad de vida de sus pacientes y usuarios, con mínimos efectos adversos.